El hombre y su desobediencia, y como consecuencia de ella, la pérdida del Paraíso donde amablemente moraba. La Serpiente motivó su caída, o quizá fuera Satanás, o simplemente la maldad personificada en este ángel, quien junto a toda una legión de partidarios se rebeló contra Dios, y por disposición divina tanto él como sus seguidores fueron arrojados del cielo y precipitados al profundo abismo. Ese es el preámbulo de El paraíso perdido, de John Milton.

El poema muestra, a partir de este momento, a Satanás y toda su hueste, y en realidad más que del infierno se habla de un lugar de extrañas tinieblas calificado como caos, en mitad de un lago ardiente, y tanto Satanás como los suyos se lamentan de miserable estado y es entonces cuando evoca a sus legiones. Y una vez establecida su esencialidad, ¿Por qué habría que leer el Paraíso perdido?

Ilustraciones de Pablo Auladell, en la novela gráfica «El paraíso perdido».

Los eruditos han señalado, fundamentalmente, el prodigio de sus valores lingüísticos y la majestuosidad de la dicción. La composición de sus versos establecen un paralelismo entre el lirismo más clásico del propio Shakespeare, aunque en favor de Milton, habría que matizar la pujanza de sus palabras, que hoy resultan mucho más elocutivas.

La segunda razón se relaciona con el valor polisémico del texto, o su ambigüedad, esa cualidad fértil y productiva en el arte; la indeterminada perspectiva de sus protagonistas, Adán y Eva, confusos y exaltados en su sensualidad; de Dios, deseoso de justificarse por la existencia del mal, que atribuye al libre albedrío; pero, sobre todo, de Satán, que abre el libro, y cuya centralidad ha sido señalada, según la cual, Milton era como todos los verdaderos poetas, miembro del partido del Demonio, y bastaría recordar que Shelley sostenía la superioridad moral del diablo miltónico sobre el ególatra supracósmico, Dios.

El Satán de Paraíso perdido se muestra, en efecto, como curioso, insumiso, doliente, contradictorio, humano; en suma, con capacidad para amar.

Pablo Auladell se enfrentó al reto de adaptar el poema del siglo XVII, «Paradise Lost», como una novela gráfica.

Novela gráfica: reinterpretación del poema de Milton
Pablo Auladell se enfrentó al reto de adaptar el poema del siglo XVII, Paradise Lost, como una novela gráfica. En 2010 apareció un primer tebeo que contenía el primer capítulo titulado Satán aunque el proyecto quedó interrumpido y parece que, Auladell, embarcado en otros asuntos, se olvidó.
Dos años después una editorial digital, Minos, le encomendó que siguiera con el proyecto y concluyera la adaptación, así que resolvió el encargo en tres capítulos más, y un largo período de tres años. El proceso final puede verse hoy con la publicación completa a cargo de Sexto Piso Ilustrado (2015). La presente edición, por consiguiente, es fruto de una extraordinaria prolongación en el tiempo y el tratamiento, según expresa el propio autor, había ido cambiando viñeta a viñeta, y sus criterios le habían llevado, esencialmente, a una distinta fisonomía de personajes, y sobre todo en aquellos matices que se referían al tratamiento del color.
El resultado final, una voluminosa reinterpretación del poema de Milton, cuya plasticidad se muestra en los claroscuros de los 10.565 versos que  componen el poema divididos en doce libros.

John Milton, autor de «El paraíso perdido».

El  antimonárquico y radical Milton
John Milton nació en Londres, 1608 y murió en la misma ciudad, en 1674. Su padre, un notario apasionado por la música, le animó a estudiar las lenguas clásicas, el hebreo y el italiano. Tras una estancia en Cambridge, abandonó la carrera eclesiástica y se retiró en casa de sus padres. En 1638 emprendió un largo viaje por Francia e Italia, donde conoció a Galileo, pero los acontecimientos políticos de su país, donde se había declarado la guerra civil, le hicieron regresar al cabo de un año. Antimonárquico y adscrito al sector radical, por un tiempo abandonó la poesía y ocupó el cargo de secretario del Comité de Asuntos Exteriores del gobierno de Cromwell. Luego, con la restauración monárquica, se vieron frustrados todos sus ideales políticos y su ceguera era ya total. Se retiró de la vida pública y dedicó los últimos años de su vida a la poesía. Escribió la epopeya que siempre había soñado, El Paraíso perdido (1667), cuando ya estaba totalmente ciego; según describe en la misma, dictaba de mañana los versos que recibía por la noche. Y hoy se considera la más lograda poesía cristiana heroica y una de las obras cumbres de la poesía inglesa de todos los tiempos.

La voluntad, la soberbia y la fortuna de Pablo Auladell
Pablo Auladell, nace en Alicante en 1972. Es un ilustrador e historietista español. Consiguió el Premio Nacional de Cómic Injuve 2000 y así comienza su carrera profesional como autor.  Paralelamente, desarrollará su carrera como ilustrador. En el campo de la literatura infantil y juvenil ha ilustrado varios relatos de El Bosque de los Sueños, de Antonio Rodríguez Almodóvar, 2004, y uno de los volúmenes de los Cuentos completos de Hans Christian Andersen, 2004. Además ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2008 por sus ilustraciones en Lo último que queda es el amor, de Agustín Fernández Paz.
Fue seleccionado para la exposición Ilustrísimos que representó a España en la Feria de Bolonia, y obtuvo el Segundo Premio Nacional de ilustración en 2005.

Pablo Auladell, «El Paraíso perdido» de John Milton; Sexto Piso Ilustrados; 2015.