Nueve relatos breves sobre el amor, el juego y la muerte exponen una visión trágica y desengañada de la vida

Guillermo Escolar Editor publica Nueve relatos breves sobre el amor, el juego y la muerte, de Arthur Schnitzler, con traducción de Miguel Oliva Rioboó.

Escritos entre 1894 y 1917 —y la mayoría de ellos inéditos en castellano— los cuentos reunidos en Nueve relatos breves sobre el amor, el juego y la muerte giran en torno a tres grandes conceptos que Arthur Schnitzler (1862-1931), trató en toda su obra: el amor, el juego (sobre todo los juegos del pensamiento) y la muerte. Estos tres temas se desarrollan dentro de un naturalismo que muestra el desequilibrio social bajo un enfoque determinista, en donde la relación de pareja tiene una marcada presencia.

Schnitzler aplica a sus personajes, especialmente a los protagonistas, una certera indagación psicológica caracterizada por múltiples conflictos personales a través del recurso narratológico del monólogo interior. Era la época en la que la teoría psicoanalítica estaba en pleno apogeo. No en vano se indica que Schnitzler fue el álter ego literario de Freud, a quien el escritor conoció en Viena, en el verano de 1922, a pesar de que Freud confesó haberlo evitado por temor a encontrar en Schnitzler a su doble.

Como apunta Miguel Oliva Rioboó en el prólogo de Nueve relatos breves sobre el amor, el juego y la muerte relacionando la escritura de Schnitzler, con la progresiva desintegración del individuo que el positivismo de Ernst Mach —base de este naturalismo— provocaba: «Esta desintegración queda patente en las continuas contradicciones, indecisiones y conflictos internos de los personajes de sus relatos, los cuales luchan inútilmente por encontrar su propia identidad en el inestable mar de sus efímeros impulsos contrapuestos».

Arthur Schnitzler (1862-1931), autor de ‘Nueve relatos breves sobre el amor, el juego y la muerte’.

La infidelidad de la pareja, otro de los temas recurrentes de Schnitzler, es tratada como mero artificio. En este sentido, «La última carta de Andreas Thameyer» (relato publicado en 1902, e incluido en el libro), es el único cuento en donde prevalece un tono irónico, incluso humorístico, frente al dramatismo del resto. Schnitzler no es un autor de amores difíciles, como se ha apuntado a menudo, sino alguien completamente descreído de cualquier tipo de amor.

Por otro lado, sorprende en una época tan convencional y etiquetada, la valentía de sus enfoques. Los relatos de destacan por la desinhibición al tratar la sexualidad y su abierta crítica de la moral burguesa. Carl E. Schorske, en su clásico La Viena de fin de siglo, aporta una declaración que define acertadamente su literatura: «Schnitzler explora el poder de Eros para disolver toda jerarquía social».

Schnitzler es un escritor enclavado y configurado por una Viena fin de siècle y por una Austria surgida de la terrible Primera Guerra Mundial. Una ciudad marcada por la vida mundana y por una hipócrita moral pública; una Viena bulliciosa que, sin embargo, había perdido gran parte de su esplendor. Una Viena en donde, sin embargo o tal vez por eso, se sucedían nuevas y constantes formas de renovación estética.

La valentía de Schnitzler sorprende incluso en la actualidad, en donde prevalece una literatura mogijata. Como indica Oliva Rioboó: «El lector mismo no podrá evitar que, incluso hoy, décadas después de la muerte de Schnitzler, la vileza de los personajes le siga produciendo un estupor muy parecido al que escandalizó a los hombres de principios del siglo XX».