Escrita, dirigida e interpretada por Leo Bassi, Yo, Mussolini estará hasta el 25 de mayo, en el Teatro del Barrio

El antídoto del humor contra el avance del fascismo: ¿En qué se parecen las ideas de Mussolini o Hitler a las de Trump, Ayuso, Abascal o Meloni?

Leo Bassi es un provocador, un vehemente, un bufón que desprecia la Corte; un payaso reflexivo; un actor que interpreta su papel las veinticuatro horas del día los 365 días del año; un ateo militante, aunque sea papa en su Iglesia Patólica (desde su inauguración el 28 de diciembre del 2012 en Madrid, este lugar de culto llamado El Paticano de Lavapiés se dedica a la adoración de un pato de goma amarillo “redentor” y celebra regularmente misas, bodas y bautizos con su propia liturgia). Descendiente de un antiguo linaje de comediantes excéntricos y de payasos circenses venidos de Italia, Francia, Inglaterra, Austria y Polonia, Leo Bassi es, básicamente, un hombre de la calle que organiza numerosas performances y actos teatralizados: un ser imposible si no fuese real.

En esta nueva versión de la obra, Leo Bassi también parodia —en una primera media hora del mejor humor— la política española actual. Su interpretación es excelente, pero Bassi no es solo un actor. A partir de ahí, y ayudado por una pantalla en la que se suceden imágenes documentales del Duce, apela al espectador, le alecciona sobre la hipocresía de las denominadas democracias; enfrenta al público con la incongruencia (una de las principales funciones del humor) de la política y la sociedad, para finalizar con una autopresentación unida a la sempiterna llamada a la rebeldía.

Yo, Mussolini (versión revisitada una y otra vez para adecuarla a la actualidad) se ha renovado con el protagonismo de Giorgia Meloni, primera ministra de Italia y presidenta del partido Hermanos de Italia; la nueva dictadora elegida por los votos en un país democrático: la historia se repite… Bassi utiliza su reflexión cargada de ironía y humor para crear en el espectador una coraza contra el miedo, porque el miedo genera el fascismo, y el fascismo mata la vida. El humor utilizado para enfrentar lógicas opuestas en la conciencia individual o colectiva.