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¡Zas! Madrid | April 16, 2024

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La Organización Mundial de la Salud: preguntas sin respuestas - ¡Zas! Madrid

La Organización Mundial de la Salud: preguntas sin respuestas
Pedro Pozas Terrados

El dinero de la OMS proviene mayoritariamente de aportaciones de farmacéuticas, multinacionales y fundaciones privadas

La OMS, tal y como está estructurada hoy en día, no es de fiar y tiene claros síntomas de ocultismo interesado

¿Qué intereses existen en esas donaciones millonarias privadas para mantener un organismo que se supone que es oficial y que tiene la potestad de la sanidad mundial? ¿Dónde está la implicación de los países en el control de su cometido? ¿Cómo saber si las decisiones son transparentes y no están dirigidas por los donantes privados? ¿Quiénes forman del consejo asesor que debería funcionar como el elemento decisivo en la toma de decisiones a nivel mundial?

Su falta de reacción en los primeros momentos claves en los que los casos se estaba extendiendo por China fueron los causantes, según muchos expertos, de que la COVID-19 se haya extendido por el mundo causando lo que ya todos conocemos. Y lo peor es que los Ministerios de Sanidad de todos los países creen a pies juntillas las decisiones que se toman en la OMS, sin reconocer que el control de la misma está en manos de particulares. Y eso es lo que verdaderamente tenemos que lamentar.

El actual Director General, el biólogo etíope Tedros Adhanom, está rodeado de una seria de asesores nombrados por él mismo, cuando el equipo asesor debería estar compuesto de científicos, médicos y veterinarios procedentes de los distintos países del mundo, con experiencia y totalmente independientes del equipo directivo.

Por otro lado, los países solo aportan alrededor de un 20% del presupuesto necesario para su funcionamiento, mientras que el resto son donaciones privadas, aportaciones de farmacéuticas y otros ingresos provenientes de multinacionales o fundaciones. Por tanto, estamos ante un organismo financiado principalmente con dinero privado. ¿Qué intereses existen en esas donaciones millonarias privadas para mantener un organismo que se supone que es oficial y que tiene la potestad de la sanidad mundial? ¿Dónde está la implicación de los países en el control de su cometido? ¿Cómo saber si las decisiones son transparentes y no están dirigidas por los donantes privados? ¿Quiénes forman del consejo asesor que debería funcionar como el elemento decisivo en la toma de decisiones a nivel mundial? Existen muchas dudas ante la falta de reacción de la OMS con la COVID-19 y la amistad por intereses estratégicos que une a su Director General con China.

Lo cierto es que una organización con tanto poder de decisión como la OMS, tendría que ser financiada, solo y exclusivamente, por los Estados para evitar posibles interferencias y acondicionamientos en su funcionamiento. Su director debería ser nombrado por los comités científicos del mundo y no por los políticos. Debe de existir un Consejo de Seguridad Sanitario que represente a todos los países para la toma de decisiones urgentes y rápidas, al igual que lo hace el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Debe ser transparente. Abierto a las nuevas investigaciones, a los nuevos llamamientos de científicos, a las nuevas líneas de investigación. Debe ser crítico, con la mano extendida hacia aquellas ideas que pudieran estar en contra de lo normalmente establecido y comprobar, en lugar de negar, todas aquellas posibilidades de avances para el bien de la humanidad, sin poner barreras canalizadas. De esta forma nos podríamos asegurar tener un Organismo potencial y fuera de toda duda para actuar en posibles emergencias sanitarias que por desgracia nos tendremos que enfrentar ante el avance del cambio climático.

Llegados a este punto, después de un año de haberse establecido la pandemia mundial, no se comprende que sea ahora, tan tarde, que un equipo de la OMS entre a China a investigar la procedencia del virus. Un año en el que todas las pruebas necesarias pueden haber desaparecido. Una visita que, dicho por numerosos expertos, fue un teatro vergonzoso donde no se dejaron a los investigadores trabajar solos, donde se les enseñaba solo lo que China quería enseñar, donde les mostraron el mercado cerrado a cal canto y desinfectado desde hace un año, donde visitaron un laboratorio como el que visita un museo, sin poder realizar ninguna investigación propia, sin dejarlos ni un solo momento solos y completamente vigilados. Patético y desesperante.

Pero lo más preocupante del equipo de expertos de la OMS, y después de pasearse por la ciudad de Wuhan considerada el epicentro de la pandemia, visitando el mercado mayorista y el Instituto de Virología de Wuhan cercano al mercado, han anunciado sus conclusiones afirmando que el SARS-CoV-2 es de origen animal y que no hay evidencia de que hubiera transmisión antes de su detección, descartando la fuga de laboratorio siendo “altamente improbable”. ¿A quienes quieren engañar con estas afirmaciones? ¿Cómo han llegado a esa conclusión cuando no han podido investigar libremente en su visita fugaz a China, y lo único que han hecho es ver los lugares que el gobierno de China han querido enseñar? ¿Cómo, tras un año de pandemia, no se ha podido encontrar el animal transmisor y sí se han podido encontrar rápidas vacunas de diferentes laboratorios a la vez? ¿Por qué afirman que el virus no ha podido salir de un laboratorio cuando la visita al mismo ha sido protocolaria sin estudio o investigación alguno? ¿Qué nos están ocultando? ¿Por qué las naciones no exigen saber qué es lo que nos ha llevado a esta situación mundial? ¿Qué intereses existen para que se nos oculte la verdad? ¿Por qué los gobiernos callan ante este silencio de la OMS? En realidad son muchas las preguntas que quedan sin resolver y muchas otras más atrevidas que me reservo. Mientras que no sean contestadas de forma transparente, las dudas siempre estarán presentes y la OMS, tal y como está estructurada hoy en día, no es de fiar y tiene claros síntomas de ocultismo interesado.

¿Cómo, tras un año de pandemia, no se ha podido encontrar el animal transmisor y sí se hayan podido encontrar rápidas vacunas de diferentes laboratorios a la vez? ¿Por qué afirman que el virus no ha podido salir de un laboratorio cuando la visita a China ha sido protocolaria, sin estudio o investigación alguno? ¿Qué nos están ocultando? ¿Por qué las naciones no exigen saber qué es lo que nos ha llevado a esta situación mundial? ¿Qué intereses existen para que se nos oculte la verdad? ¿Por qué los gobiernos callan ante este silencio de la OMS?

Es por eso que, insisto, se debería crear de forma urgente un Consejo Mundial Sanitario y un Consejo Mundial de Seguridad por el Clima, ambos formados por expertos y científicos independientes de cualquier rol político o multinacional, financiado exclusivamente por los Estados y con capacidad de reacción rápida ante eventos sanitarios o climáticos.

Volviendo al programa televisivo Horizonte, el coronel del Ejército, doctor veterinario y experto en bioterrorismo, armas sónicas y virología, Luis Enrique Martín Otero, declaró que estaba totalmente convencido de que el virus que ha ocasionado esta pandemia se escapó accidentalmente del laboratorio de Wuhan. ¿Por qué no ha sido recogido en los medios de comunicación? ¿Por qué ese silencio que se torna sospechoso? Es algo incomprensible que estando en el siglo XXI tengamos que tolerar silencios sospechosos o negar afirmaciones que vayan contra la OMS que no es precisamente una fuente de información fiable como hemos visto. En el mismo programa algunos asesores críticos de la OMS afirmaron igualmente que no se puede descartar la procedencia de un accidente biológico en el que creen que hay un 85% de posibilidad. ¿Por qué no se habla abiertamente de esta viabilidad? Tal vez porque muchos países tienen sus propios laboratorios secretos donde se manipulan virus mortales y que, de comprobarse las afirmaciones del coronel, se pondrían todos ellos bajo la duda de seguir con sus experimentos, por temor a otros accidentes. Como dijo este experto militar, lo ocurrido con los miembros de la OMS en China, ha sido una mera puesta en escena, un teatro orquestado por China e interpretado —esta última expresión es mía— por sendas marionetas de bata blanca.

Lo cierto es que llevamos más de un año y aún no hemos encontrado la procedencia del virus que nos acosa. Tal vez es porque no se busca donde es más sencillo encontrar la verdad.



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