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¡Zas! Madrid | April 19, 2024

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En España la laicidad institucional llegará cuando ‘las ranas críen pelo’ - ¡Zas! Madrid

En España la laicidad institucional llegará cuando ‘las ranas críen pelo’
Francisco Delgado

No se puede concebir una democracia plena sin laicidad institucional

PSOE y Unidas Podemos chulean al laicismo. Ni un sólo paso hacia adelante, salvo tímidas declaraciones y oportunistas proposiciones no de Ley, de cara a la galería electoral

Hace un lustro, en 2017, recién finalizado mi mandato como presidente de Europa Laica, aprovechando la experiencia de la gran cantidad de reuniones mantenidas con diversidad de dirigentes políticos a lo largo de una década y basándome en conversaciones públicas y privadas, promesas y hechos, escribí un artículo que fue publicado en varios medios digitales y escritos, con el siguiente título: El laicismo fuera de la agenda política.

Por entonces, desde diciembre de 2011, la derecha (el PP) gobernaba España y el centro izquierda estaba en la oposición. Unos meses después, es decir desde junio de 2018 y tras una moción de censura, el Sr. Sánchez se convirtió en presidente de Gobierno y, desde entonces, ya lleva más de 1500 días en Moncloa (es decir, más de cuatro años – y dos elecciones generales por medio). Una gobernanza de coalición de centro izquierda (PSOE-UP) lleva en el poder y con mayoría de apoyos parlamentarios en el Congreso y Senado desde enero de 2020, es decir casi mil días. Desde entonces han venido demostrando que en sus respectivas agendas (en la práctica) NO figura la laicidad institucional. Es más, ni siquiera apareció en el programa de gobierno de la coalición firmado el 30 de diciembre de 2019.
Resumiendo: PSOE y Unidas Podemos (gubernamentales) chulean al laicismo y a los laicistas. Ni un sólo paso hacia adelante, salvo tímidas declaraciones y oportunistas proposiciones no de Ley, de cara a la galería electoral, como las presentadas en el mes de julio de 2022, durante el debate del Estado de la nación, que de sobra sabían que no iban a prosperar tras los pactos con el socio mayoritario: El PSOE.

La laicidad institucional es un incómodo estorbo
Estamos -como máximo- a un año de la convocatoria de elecciones generales. Es un hecho que los partidos que respaldan a los actuales grupos parlamentarios, desde la ultraderecha a la izquierda más o menos estable, pasando por liberales, nacionalistas o regionalistas, la laicidad institucional no es una prioridad. Más bien es un estorbo y -además- de vez en cuando se dan ciertos pasitos hacia atrás, por un desmedido afán multiconfesional y por una fantasiosa propuesta supuestamente progresista, denominada «laicidad positiva».
No se puede concebir una democracia plena sin laicidad institucional. El laicismo, es decir, la lucha por un Estado laico en el marco de una sociedad plural, tiene un alto componente de ideología republicana. Queda muy claro —a la vista de los hechos— que los avances en esta materia se demoran porque la democracia que actualmente padecemos es heredera del nacional-catolicismo monárquico (de La Cruzada del 36…), apuntalado, de una forma u otra, por casi todos los grupos del actual arco parlamentario.
Laicismo es sinónimo de democracia, quien no entienda esto, no es demócrata. Separar el Estado de las religiones e ideologías particulares debería ser una prioridad, quien no entienda esto, no es demócrata, por mucho que se autodenominen de izquierdas, liberales, socialdemócratas, etc. Así que los partidos que se autodefinen de izquierdas que no nos vengan con milongas. Las formaciones de la derecha conservadora española ya sabemos que son confesionales por su propia naturaleza y ADN (actuales formaciones muy alejadas de ese liberalismo romántico y laicista del siglo XIX).
¿Qué habría que hacer en España para aspirar a unas instituciones laicas, es decir a construir un Estado laico, en el marco de una sociedad plural, por cierto, cada vez más secularizada?: Cancelación/derogación de los Acuerdos concordatarios de 1979 (y 1976); eliminación de los los diversos y enormes privilegios fiscales de los que disfruta la Iglesia católica y otras religiones; supresión de los Acuerdos preferenciales con diversas religiones de 1992; eliminación -vía Presupuestos Generales- de la financiación directa a través del IRPF de las Diócesis católicas, de su proselitismo y acciones propagandísticas (unos 300 millones/€/año); reforma de una Ley de patrimonio que elimine la inmatriculación (apropiación de miles de monumentos histórico artísticos por parte de los obispos, entre 1946/1998 y 2015); eliminación de la asignatura de Religión y su simbología del Sistema Educativo universitario y no universitario –además de sacar el DECA, los estudios de religión y el derecho canónico y sus “sucedáneos” de la Universidad, no financiar, por parte del Estado, centros de ideario religioso o de otra naturaleza ideológica, no autorizar universidades católicas y no derivar la FP a entidades religiosas; no privatización de los servicios sociales (infancia-mayores-discapacitados, etc.), de inmigración y refugiados, de dependencias, de reinserción social, etc. para otorgar la gestión a entidades religiosas como Caritas diocesanas, ACCEM, Mensajeros de la paz, etc.; aprobación de una verdadera Ley de Memoria sin sesgo y condicionantes nacional católicos; eliminación de las excepciones de las corporaciones religiosas en base a las diversas leyes de asociaciones estatal (2002) y autonómicas; no cesión de suelo público a entidades ideológicas (como las religiosas); supresión de las capellanías, además de los actos y graduaciones castrenses-católicas; aprobación de una Ley orgánica de Libertad de conciencia que garantice y sea la base del Estado laico, derogando la Ley de libertad religiosa de 1980. Y, por último, para evitar confusiones, modificación de los artículos 16 y 27 de la Constitución de 1978.

Más de 11.000 millones de euros al año
Antes de continuar he de indicar que hace más de una década elaboré, para Europa Laica, un amplio y muy riguroso informe sobre una aproximación a lo que costaba al erario público la Iglesia católica, denominado Opacidad y financiación pública de la Iglesia católica, que fui actualizando anualmente hasta 2017. La cifra que por entonces se difundió fue de unos once mil millones de euros/año, que al Estado le costaba financiarla, a través de exenciones de impuestos y de donaciones, subvenciones, etc. Por cierto, cifra que no fue nunca desmentida, ni por el poder político, ni por la corporación católica. Lo que me hace pensar que me pude haber quedado algo corto. Cifra “global y mítica” que se ha ofrecido y dado a conocer a través del ámbito parlamentario, de los medios de comunicación, de diversidad de libros y estudios, en conferencias y mesas redondas muy variadas. Aunque quizá el costo a todo el Estado en este 2022 esté ya rozando los doce mil millones de euros. Que no es “moco de pavo” y más en la situación de precariedad económica de las cuentas públicas.

Curiosa paradoja: Secularidad social, confesionalidad política
Y esto ocurre cuando la secularización de la sociedad española es alta, incluso está por encima de la media europea, mientras que las gobernanzas políticas son altamente confesionales. Paradoja que se da en un modelo de Estado criptoconfesional (como expresaba el amigo G. Puente Ojea), que vulnera la no confesionalidad del Estado que establece la Constitución.
El PSOE tiene un enorme problema con una saludable laicidad institucional, ya que a pesar de haber gobernado más de 25 años, entre González, Zapatero y Sánchez, han dado escasos pasos para construir un Estado laico. Es más, se han dado importantes retrocesos desde que se firmó el Concordato en enero de 1979, incluso yendo, en algunas cuestiones, más allá en nuevas prerrogativas, como los conciertos educativos y su crecimiento exponencial, la proliferación de universidades católicas en detrimento de las públicas, la financiación de la Iglesia católica a través del IRPF, algunos nuevos privilegios fiscales y urbanísticos, permitir las in-matriculaciones que el PP amplió en 1998… o la creación de la Fundación Pluralismo y Convivencia en 2005 (con R. Zapatero de presidente)… etc. Eso sí, se ha avanzado en una especie de engañosa “multiconfesionalidad” o “diversidad religiosa” como mantra para justificar el nacional-catolicismo histórico impuesto por la dictadura, ya desde la Transición, junto a la monarquía: “Príncipe y Chamán”. Donde lo simbólico-católico lo “abrazan” una inmensa mayoría de responsables públicos, desde la jefatura del Estado hasta el o la última concejal/a del Ayuntamiento más pequeño.
La coalición Izquierda Unida —hasta hace muy poco tiempo— fue un aliado preferente del laicismo, pero su escasa representación no ha permitido avanzar y ahora inmersos en coaliciones con nuevos grupos y experiencias políticas en todos los ámbitos (en este momento como UP en cogobernanza con el PSOE, desde enero de 2020), ha bajado el listón enormemente y a estas nuevas agrupaciones políticas tras el 15M parece no importarles demasiado la cuestión de la laicidad, al menos en la práctica y así lo vienen demostrando. Por lo que respecta a los grupos nacionalistas y/o republicanos que apoyan al gobierno siguen la misma senda confesional de este.
Con el debate de la LOMLOE tuvimos una prueba fenomenal: A pesar de haberse aprobado en la Comisión de Educación en febrero de 2018 una Proposición no de ley, apoyada por PSOE, UP, ERC, HB, etc. para sacar la religión de la Enseñanza y derogar el Concordato: nada quisieron saber. Ni siquiera en las cuestiones más sencillas, como simbología. Ya no digamos en otras cuestiones importantes como la vergonzante financiación de la Iglesia católica vía IRPF, una solución política a las inmatriculaciones o una ley de patrimonio histórico acorde con la separación del Estado de la religión. En suma: ni un solo avance real por la laicidad de las instituciones del Estado.
Es la hora de preparar los programas electorales para las generales de 2023 (si no se adelantan). Aquí expongo una docena (más una) de (viejas) ideas y propuestas que -de forma urgente- habría que activar. Quedo a la espera, aunque no soy nada optimista.
Visto lo visto y en mi opinión: Hoy por hoy, la construcción del Estado laico, está fuera de la agenda política de todas, absolutamente todas, las formaciones políticas (de la izquierda a la derecha, pasando por los nacionalismos). Todos aspiran a beber agua bendita y fumarse ricos puros de incienso.
Por lo que según he referenciado este artículo: El Estado laico podría llegar, metafóricamente, cuando “las ranas críen pelo”. No hace falta explicar por qué. Aunque, de verdad y sinceramente, me gustaría y desearía equivocarme.

El mantra confesional español, cuando no nacionalcatolicismo puro y duro: ministras y ministros, del actual gobierno PSOE-UP, con el jefe de la Iglesia católica, que según el señor Bolaños, inspira a este gobierno. Nada más que decir, lo ha dicho el actual y poderoso ministro de Presidencia, y nadie lo ha desmentido.

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