El alumno aventajado y otros cuentos de Joseph Roth, en una nueva edición de Nórdica, con traducción de Alberto Gordo y Juan Andrés García y prólogo de Friderike Zweig

El alumno aventajado reúne tres cuentos: «El alumno aventajado»—que da título al volumen—, «Barbara» y, sobre todos ellos, «La leyenda del santo bebedor»

Las tres narraciones que conforman el libro tienen el desenlace común de la muerte. Las historias —en nada desoladoras, pero sí fuertemente emotivas— acaban con el fallecimiento de los protagonistas. Sin embargo, la muerte no se contempla como final, sino como un acontecimiento más no limitado al espacio y al tiempo y, por lo tanto, eterno: la muerte como un alivio momentáneo.

En el cuento «El alumno aventajado», Roth relata toda la existencia de Andreas Waltz; un personaje calculador y ambicioso incapaz de sentir empatía. El relato fluye con frecuentes elipsis y saltos temporales. «Anton daba respuestas tranquilas y pertinentes, siempre estaba listo, nunca enfermo».

«Barbara» se organiza en torno a un flashback en el que la protagonista recuerda su infancia de orfandad, las penurias de su trabajo, su desafortunado y breve matrimonio y los cuidados ilusionados hacia su hijo, que le llevan a renunciar al amor. Su hijo, es como el personaje del anterior cuento, una persona muy cabal incapaz de amar: otro alumno aventajado de la vida que sólo sopesa las ventajas para continuar progresando, el resto de seres son cosificados como meros peldaños para su ascenso.

En París fue donde Joseph Roth (Roth abandonó Austria al saber que los nazis terminarían haciéndose con el poder, y se exilió alternativamente en varias ciudades europeas hasta asentarse en París) escribe su epitafio novelístico y vital, «La leyenda del santo bebedor», su obra más conocida. Se publicó por primera vez en 1949, cuando su autor llevaba ya una década muerto: Joseph Roth murió pobre y alcoholizado, un hombre «sans profession», como el protagonista del relato, Andreas Kartak, alter ego del propio escritor; de hecho, los protagonistas que creó Roth son personajes diferentes entre sí, pero ajustados siempre a su propia imagen. Para Roth el exilio fue determinante. Siempre se sintió extranjero. Como apunta Francisco Salaris Banegas: «La emigración constituye un tema central, profundamente imbricado en la poética del autor y en su concepción del mundo».

En «La leyenda del santo bebedor», y a pesar de describir las errancias de un vagabundo borracho, la narración fluye entre lo extraordinario y el humor. Lo sorprendente ocurre continuamente en la vida del clochard Andreas Kartak, originario como Roth de las provincias orientales del Imperio austrohúngaro. Sin embargo, la muerte de ambos (personaje y escritor) se produce dulce e irónicamente, como una carcajada ante su propio e increíble desamparo.

La prosa de Roth es de una sencillez plácida y profunda: «Afuera, las ondas del Danubio susurraban su canción inmemorial sobre crecer y morir. Llevaban consigo las estrellas y las nubecillas blancas, el cielo azul y la luna. En los setos de jazmín de intensos aromas yacía la noche y detenía el viento en sus brazos suaves para que ni el más leve soplo de aire anduviese por el sofocante mundo». Su escritura es directa, elegante, con toques de humor que se deslizan en la atmósfera decadente de cada una de las historias. Historias sencillas pero extraordinarias, narradas y estructuradas para una lectura lenta.