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¡Zas! Madrid | April 19, 2024

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Convivir poesía /Conbeber poesía: el fenómeno poético de las jams sessions en Madrid

‘Convivir poesía /Conbeber poesía’: el fenómeno poético de las jams sessions en Madrid Carlos Salem en el bar Diablos Azules. (Fotografía de Federico Romero y Carmen Lafuente). Portada de 'Convivir poesía / Conbeber poesía', de Amargord Ediciones. Fachada del ya desaparecido Bukowski Bar, local de inicio de las jams sessions, en Madrid.
Emilia Lanzas

Entrevista a Jorge García Torrego, poeta

«Lo que provocó que se llenaran las jams session fue la necesidad de compartir la poesía, encontrar a otros bichos raros que compartieran el virus»

 

El escritor y periodista, Jorge García Torrego, autor de 'Convivir poesía /Conbeber poesía. El fenómeno poético de las jams sessions y la poesía oral en el Madrid del siglo XXI'.

El escritor y periodista, Jorge García Torrego, autor de ‘Convivir poesía /Conbeber poesía. El fenómeno poético de las jams sessions y la poesía oral en el Madrid del siglo XXI’.

Convivir poesía /Conbeber poesía. El fenómeno poético de las jams sessions y la poesía oral en el Madrid del siglo XXI, de Jorge García Torrego, recoge el reciente impulso de estos espectáculos literarios en la capital.

Jorge García Torrego inicia Convivir poesía /Conbeber poesía recordando un hecho olvidado: que la poesía recitada ha sido la forma más utilizada hasta hace apenas dos siglos. Por tanto, esta modalidad de las jams sessions es una vuelta al origen de un género que alcanza su naturaleza en la declamación y en el encuentro colectivo.

Portada de 'Convivir poesía / Conbeber poesía', de Amargord Ediciones.

Portada de ‘Convivir poesía / Conbeber poesía’, de Amargord Ediciones.

Las manifestaciones de la poesía oral son múltiples y sus fronteras difusas. Jorge García Torrego especifica en este libro algunas de ellas como son la poesía performance, en la que se fusionan ciertas técnicas poéticas con el teatro; la poesía oral, propiamente dicha, basada en un texto escrito casi improvisado que el autor relaciona con el Rap como precursor; la poesía audio-visual, que se «centra en la creación de versos que pueden funcionar igual de bien como entidad tipográfica y como entidad oral»; y, por último, la poesía visual que funciona principalmente como lenguaje tipográfico.

García Torrego define una jam session como una reunión poética sin apenas planificación previa en la que «la propia idea de espectáculo se ve complementada y alimentada por un concepto de intercambio, creatividad y horizontalidad».

Desde la poetry slam de Marc Kelly Smith de los años 70 en Chicago y la Generación Beat a las jams sessions de la postmodernidad, existe un recorrido histórico de búsqueda, que en España llegó con Accidents Polipoètics, grupo de Polipoesía formado por Rafael Metlikovez y Xavier Theros cuya «mezcla de humor e inteligencia, se hicieron muy populares en la escena cultural de la Barcelona de los años 90».

¿A qué crees que se debe el auge de la poesía escénica y, en concreto, de las jams sessions, en Madrid?
Bueno, yo creo que ha sido un cúmulo de circunstancias. Por un lado, todo este fenómeno de las jams session es posible gracias a que la ley no contemple una regulación concreta para el recital de poesía, y sí para actuaciones musicales. Además, existe el hecho de que los bares no tienen que pagar a los poetas que van a los bares y que actúan, evitando así ese gasto previo que sí que tendría, por ejemplo, un músico o un cómico. Esto para empezar, de manera anecdótica casi pero que a la postre permite que todo lo que ha pasado sea posible.
En el ámbito creativo, que al final es el importante, creo que había un déficit de representatividad en la poesía porque los circuitos poéticos estaban limitados y era difícil acceder a ellos. Por ello, también, creció tanto el «mundo blog», con sus encuentros, temáticas y posturas, que desembocó en el mundo presencial a través de la rendija que te comentaba antes. Evidentemente, había mucha gente que ya escribía poesía en casa antes de las jams sessions, y cuando se presentó la posibilidad de compartir ese trabajo oculto (o semioculto a través de Internet) de manera presencial, los escenarios se llenaron. Pero, para resumir, y respondiendo a tu pregunta de manera concreta, lo que provocó que se llenaran las jams session fue la necesidad de compartir la poesía, encontrar a otros bichos raros que compartieran el virus.

Carlos Salem en el bar Diablos Azules. (Fotografía de Federico Romero y Carmen Lafuente).

Carlos Salem en el bar Diablos Azules. (Fotografía de Federico Romero y Carmen Lafuente).

 

Hay algunos poetas que reniegan de las jams sessions (falta de calidad, pornografía sentimental, politización de los contenidos…), pero la mayoría de los autores que entrevistas en este libro la defienden como una forma de dinamizar la creación y como un acto de libertad y encuentro. ¿Cuál es tu opinión como autor del libro y como poeta?
Sí, hay matices pero sí, la mayoría está de acuerdo, y eso que hay un catálogo muy heterogéneo de entrevistados: profesores de universidad, críticos, poetas consagrados, dueños de bares… Creo que esta coincidencia se debe a que, aunque sí que es verdad que puede haber una abundancia de «poesía facilona», que se justifica porque hay mucha gente joven que está empezando a escribir poesía, pero eso no me parece malo, al contrario. A veces se nos olvida que la poesía interesa a muy poca gente, que el trabajo de escribir, leer poesía es un trabajo solitario, importante, y por eso es difícil que los poetas critiquemos a otros poetas porque conocemos el hecho costoso de escribir. En mi caso es así también. Hay poesía que me gusta más o menos, que valoro más o menos, pero con todos siento una cercanía por atreverse a meterse en este jardín.

Fachada del ya desaparecido Bukowski Bar, local de inicio de las jams sessions, en Madrid. (Fotografía de Federico Romero y Carmen Lafuente).

Fachada del ya desaparecido Bukowski Bar, local de inicio de las jams sessions, en Madrid. (Fotografía de Federico Romero y Carmen Lafuente).

De los locales de Madrid que citas en el libro, como bares culturales o centros en los que se realizan jams sessions, ¿cuáles ya han desaparecido?, ¿cuántos permanecen? y ¿cuántos han nacido al amparo de estas nuevas manifestaciones?
Desgraciadamente han desaparecido ya el Bukowski, El bandido doblemente armado y el Diablos azules, todos ellos de los pioneros. Permanecen (¡y que duren muchos años!) el Aleatorio, el Vergüenza Ajena y el Dinosaurio todavía estaba allí. Todos ellos tienen como fuente de interés y de ingresos (creo), la poesía, aunque o dan comidas, o sirven copas o venden libros, actividades que encajan muy bien con la poesía.


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