El siglo XXI se desmorona hacia el fango de la corrupción e ineptitud de los que gobiernan, pisoteada la sociedad por las multinacionales que se adueñan de nuestras vidas y de nuestro bienestar social

Hace unos días, un barco de rescate de vidas humanas que estaba evitando que mueran los refugiados que huyen de la guerra y el odio, el barco de la ONG española Proactiva Open Armses, es apresado por las autoridades italianas, acusada su tripulación de tráfico humano.

¿Cómo es que la Unión Europea no se ha levantado de inmediato condenando esta detención? ¿Dónde están los dirigentes europeos, los políticos de los partidos que dicen representar al pueblo que no alzan su voz contra este acto criminal de acusar a unos voluntarios que salvan vidas sin tierra ni nación? ¿Cómo podemos permitir esta barbarie? ¿Dónde está la humanidad, dónde los derechos humanos cuando permitimos que mueran en el mar miles de personas inocentes cuyo único delito ha sido huir de la tortura y de la muerte?

Sin duda, los criminales y los traficantes de personas son los que permiten los campos de refugiados, verdaderas cárceles donde la vida no vale nada y donde miles de niños están desapareciendo sin saber quién se los ha llevado ni a dónde, donde cientos de mujeres son violadas, donde el hambre y el dolor acampa a sus anchas. ¿Cómo es posible que sigamos creyendo que tenemos humanidad?

Precisamente, los que tendrían que estar salvando vidas en el mar son los propios gobiernos que tienen la suficiente infraestructura naval para desplegar decenas de barcos y evitar las muertes de los refugiados que quieren alcanzar la esperanza, dejando atrás un reguero sangriento. Pero no salvarlos para devolverlos al mismo infierno, sino para llevarlos sanos y salvo a esa meta que todos los humanos buscamos: la paz y la armonía.

Parece que el ser humano sigue evolucionando, pero no hacia una dignidad que busca el bienestar de todos, sino hacia una violencia irreconocible y un pasotismo político que pisotea la vida en todos sus aspectos consintiendo brutalmente las injusticias.

Estas líneas van dedicadas a todos los verdaderos defensores de los derechos humanos (que no son los Estados), a las personas, grupos y asociaciones que emplean sus vidas y su tiempo para mejorar este mundo y abrir los ojos a una sociedad que calla y se mantiene al margen, con la cabeza agachada por el temor a que le salpique la verdad y la razón.

Voluntarios como los de Proactiva que son detenidos por salvar vidas (inconcebible en un siglo XXI); líderes indígenas y campesinos que son asesinados hoy en día por defender la Tierra; defensores del medio ambiente que en todo el mundo son asesinados para callar su voz y su lucha; pueblos enteros que son desplazados a la fuerza por los intereses de las multinacionales arropadas por los políticos…, estos son los verdaderos héroes de nuestro siglo y, sin embargo, la comunidad internacional, dedicada a sus negocios capitalistas, son cómplices directos de estos actos criminales por mirar a otro lado y por solo dedicarse a contar sus valores económicos y conservar sus puestos privilegiados.

¿Qué nos está pasando? ¿Qué intereses existen detrás de este genocidio y por qué silencian a los que con su corazón intentan hacer de este mundo caótico un lugar más humano? ¿Quién está detrás de estas incoherencias que intentan sean tomadas por la sociedad como actos normales?

Mi solidaridad a esos pueblos, asociaciones, mujeres y hombres que intentan con sus acciones cambiar el mundo y lo pagan con la cárcel o la muerte, a cauda de un sistema aniquilador que silencia la vergüenza del ser humano, que borra las palabras de solidaridad y empatía, destruyendo los valores de la dignidad.

Pedro Pozas Terrados es Naturalista, Primatologista, Director Ejecutivo y Coordinador General del Proyecto Gran Simio en España y Director del Proyecto Fotográfico Libertad