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¡Zas! Madrid | March 28, 2024

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Marcha Básica contra el Paro y la Precariedad, en Madrid

Marcha Básica contra el Paro y la Precariedad: a los caminantes y a Miguel Hernández
Víctor Ríos

El sábado, 24 de marzo, la Marcha Básica contra el Paro y la Precariedad llegó a Madrid

Reivindican la renta básica y exigen al Gobierno que ninguna prestación ni pensión esté por debajo los 674 euros que marcan el umbral de la pobreza

En Marcha por los Derechos Básicos
Del 10 al 24 de este mes, la Marcha Básica contra el Paro y la Precariedad ha recorrido centenares de kilómetros sembrando dignidad, recogiendo solidaridad y dando a conocer a la ciudadanía los Derechos Básicos cuyo cumplimiento reclama. Los Vientos del Pueblo se dieron cita en León para arrancar la caminata, aunque un pelotón de asturian@s de braveza llegó ya andando a través del Puerto de Pajares. Tras superar diez fríos y lluviosos días de invierno, la Marcha Básica llegó a Madrid, el sábado 24, con una primavera que anuncia un huracán de dignidad y luchas sociales.

Todo empezó hace siete meses en el municipio barcelonés de Vilanova i La Geltrú, en el marco de la tercera Escuela de Formación de la Marea Básica contra el Paro y la Precariedad, movimiento nacido al calor de la ILP (iniciativa legislativa popular) por la Renta Básica y las Marchas por la Dignidad de marzo de 2014. Poco después la idea empezó a cuajar en una propuesta abierta a la participación de otros colectivos y movimientos, y se perfiló en posteriores asambleas estatales, con una participación creciente y entusiasta de colectivos.

Cartel de la Marcha Básica contra el Paro y la Precariedad.

Cartel de la Marcha Básica contra el Paro y la Precariedad.

Los objetivos de la Marcha Básica
Se trataba de impulsar una movilización frente a la grave situación social de paro, precarización y empobrecimiento de amplios sectores sociales, exigir al Gobierno español el cumplimiento de la Carta Social Europea para que ninguna prestación ni pensión pueda estar por debajo del umbral de la pobreza, establecido hoy en nuestro país en 674 euros mensuales, y reivindicar la implantación de una Renta Básica digna de ese nombre, es decir, suficiente, incondicional, individual y universal. Un derecho claramente diferenciado de otras fracasadas políticas, consistentes en parches asistenciales implementados en Comunidades Autónomas como paliativos para personas estigmatizadas por la pobreza y sometidas a una humillante carrera de obstáculos para obtener prestaciones condicionadas muy por debajo del umbral de la pobreza.

Como ha quedado plasmado en su Manifiesto de convocatoria, la Marcha Básica contra el Paro y la Precariedad no ha limitado sus objetivos a la Renta Básica y el cumplimiento de la Carta Social Europea, sino que los ha conectado con otras reivindicaciones igualmente justas y necesarias, defendidas por numerosos colectivos. Así se han conformado los cinco ejes básicos de la movilización: además de los citados, defensa del empleo digno con la consiguiente exigencia de derogación de las dos reformas laborales que contribuyeron a precarizar el trabajo, pensiones decentes, sanidad y educación públicas y de calidad y derecho a la vivienda. El apoyo a la Marcha, suscrito por más de 120 colectivos y asambleas de parados y precarios, plataformas ciudadanas, organizaciones sindicales y sociales como las distintas Mareas, fuerzas políticas.

Vientos del pueblo labran caminos de emancipación
A lo largo de las catorce etapas de la Marcha Básica los Vientos del Pueblo han llevado y arrastrado a hombres y mujeres procedentes de todas las latitudes del país —andaluces de relámpagos, aragoneses de casta, asturianos de braveza, castellanos de alma, catalanes de firmeza, extremeños de centeno, gallegos de lluvia y calma, leoneses, navarros, dueños del hambre, el sudor y el hacha, murcianos de dinamita frutalmente propagada, valencianos de alegría, vascos de piedra blindada— a recorrer caminos de León, Valladolid, Ávila, Segovia y Madrid. Ante quienes acudían a recibirlos y apoyarlos a su paso, los y las Caminantes de la Dignidad han esparcido sus corazones fraternos y solidarios y aventado sus gargantas mientras iban desgranando las razones de la Marcha y animando a participar en la gran manifestación final por las calles de Madrid.

Tiempo habrá de ahondar en las emociones experimentadas por tanta dignidad andante a lo largo de estos días, de reflexionar sobre los múltiples y variados encuentros con ciudadanos de todas las edades que también han expresado sus anhelos y esperanzas al paso de la Marcha Básica contra el Paro y la Precariedad. Lo que sí se puede afirmar a estas alturas es que se ha dado un gran salto en el reconocimiento de la Renta Básica como un derecho social universal fundamental a conquistar; un derecho que va de la mano de la exigencia de lograr o preservar otros derechos sociales tan básicos como el empleo y las pensiones dignas, la educación y la sanidad públicas o la vivienda garantizada.

La Marcha Básica ha tenido otras virtudes, además de dar a conocer mejor la propuesta de la Renta Básica y la exigencia del cumplimiento de la Carta Social Europea; ha servido también para romper el cerco de silencio mediático en torno a sus objetivos y a los movimientos que los defienden, para tender lazos de mayor fraternidad y consciencia de los objetivos comunes y del valor de reivindicarlos unidos entre los colectivos participantes, para sumar nuevas fuerzas a estos movimientos.

Crepúsculo de los bueyes, está despuntando el alba
Para la Marea Básica contra el Paro y la Precariedad el final de la marcha no es sino el inicio de una nueva fase de esta lucha, en sentido literal. Ha sido presentada en el Congreso de los Diputados una solicitud de reunión con todos los grupos parlamentarios y con el gobierno. Para explicar las demandas y presentar propuestas concretas en cada uno de los cinco ejes básicos formulados. Se trata de no abandonar la tensión movilizadora y cargarse de razón ante la mayoría de la población, con el fin de traducir la presión social y política en logros concretos.

Ahora, cuando hay quienes levantan Vientos de Dignidad, me parece propicio honrarlos evocando estos versos de Miguel Hernández, nuestro poeta del pueblo:

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?


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