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El poeta Federico García Lorca se pierde en Nueva York, y reaparece en la Habana - ¡Zas! Madrid

El poeta Federico García Lorca se pierde en Nueva York, y reaparece en la Habana
Pedro M. Domene
  • On 29 octubre, 2015
  • http://acabodeleerymegusta.blogspot.com/

Federico García Lorca en Nueva York y La Habana. Cartas y recuerdos, un libro del hispanista Christopher Maurer, junto con Andrew A. Anderson, sobre los dos viajes de Lorca

 

 

 

Federico García Lorca, en Nueva York.

Federico García Lorca, en Nueva York.

En Federico García Lorca en Nueva York y La Habana. Cartas y recuerdos, además de las cartas se ofrecen fotografías inéditas del poeta, escritos de otros sobre él, y algunos inéditos y detalles que completan el perfil del granadino que viajó a la ciudad que entonces ya era la capital del mundo, frente a la “antigua y putrefacta París”, según su opinión. Pero, de la lectura se deduce que la vida en la gran ciudad no fue todo color de rosa para el autor de Poema del cante jondo. Su escapada a La Habana, que también se cuenta, le supuso un auténtico respiro.

En las cartas que envió a sus padres, Lorca “comete” indiscreciones y consideraba que “esta gente es infantil como pocas” refiriéndose a los norteamericanos que le atendieron con amistad y dedicación. O, cuando en Miami le piden que improvise una charla en la universidad, él cuenta, despreocupado, que “en Norteamérica da lo mismo decir una cosa que otra, ya que, con algunas excepciones, son algo tontos”.

El curso de 1929 a 1930, su estancia en la Universidad de Columbia, donde intenta estudiar inglés sin éxito alguno, fue de constantes reuniones, conferencias y fiestas a las que lo invitaban sin parar, para gran preocupación de su madre, Vicenta Lorca, que se temía que su querido hijo perdiera el tiempo y el dinero en juergas. Eminentes socias del Cosmopolitan Club invitaron a Federico al homenaje que dedicaron a La Argentina. Y él le contaba divertido a sus padres: “Será algo raro la de viejas lunáticas a las que voy a besar la mano”; aún así, el poeta granadino se ganó, sin duda, su buena fama de persona encantadora, que enamoraba a las señoras y a los señores, y que logró en aquel viaje fecundo escribir el que para muchos es su mejor libro, Poeta en Nueva York.

Nueva York supone la primera salida del poeta al extranjero, su embajador fue el profesor y político Fernando de los Ríos, quien le llevaría hasta Federico de Onís, uno de los hispanistas más destacados de aquel tiempo en EEUU. Y a partir de ahí, el mundo social de Lorca se fue ensanchando con García Maroto, con León Felipe, con Ángel Flores… «Lorca conoce a un sinfín de americanos y extranjeros, pero los círculos en los que se mueve con cierta frecuencia y soltura son bastante pequeños, compuestos casi exclusivamente de hispanohablantes», subrayan Maurer y Anderson.

Consiguió representar algunas obras de teatro, gracias a sus admiradoras, como le escribiría a sus padres: “Las señoras son las que hacen todo en Norteamérica. Hay alguna millonaria interesada también y tres o cuatro judías literatas.” Entre esas señoras destacó a Mildred Adams, de la que es fácil suponer que sufrió en silencio el anhelo incumplido de tener un romance con el poeta de Fuentevaqueros. Fue muy bien retratado por su amigo el poeta Philip Cummings, cuando le contó al también poeta Dionisio Cañas, que “Federico era muy infantil y erótico”.



Lorca en Cuba (Matanzas, 1930).

Lorca en Cuba (Matanzas, 1930).

Quién tenga Federico García Lorca en Nueva York y La Habana en sus manos, podrá alegar que lo que cuenta este Federico García Lorca es ya historia conocida y documentada; pero sin duda la novedad que supone la publicación de este libro sea la de unir en un solo volumen documentos, fotografías y otros testimonios que estaban dispersos aquí y allá, por más que, la correspondencia de Lorca con su familia, sus conferencias neoyorquinas y parte del material gráfico vinculado, hubiera sido ya compilado por Christopher Maurer, editor de este libro, en el bellísimo número que la ya mítica revista Poesía dedicó en 1985 a la experiencia neoyorquina del granadino. El presente texto completa lo de entonces y lo reúne en un tipo de libro que, por desgracia, abunda poco en el ámbito de los estudios biográficos españoles, aunque sí en otras literaturas; es decir, la compilación documental que, con ánimo de exhaustividad, reúne todos los testimonios de diverso tipo, cartas, fotografías, recortes de prensa, documentos oficiales, etc., que constituyen la huella del paso por el mundo de un personaje determinado. Así habrá que acercarse a este volumen, y que entenderlo para apreciar la importancia y el valor del mismo.

Federico García Lorca, sufrió el impacto de N.Y., la Historia le sorprendió y le golpeó en la ciudad de los rascacielos. Fue la gran hecatombe moral, el crack bursátil del 29, el año que el poeta vivió en Nueva York desde junio de ese año hasta marzo de 1930. El fruto de aquella experiencia, Poeta en Nueva York, escrito en parte en la ciudad y en parte a su regreso a España, marcó a fuego su trayectoria literaria. El poemario es un aullido convulso señalado por el vértigo, la depresión y la soledad, inspirado por Walt Whitman pero sobre todo, añadiría conciencia social a la fórmula por la sorpresiva crisis vivida y vista a pie de calle.

El contrapunto de calidez y desinhibición necesarios de quien buscaba sol y cuerpos, sonrisas del sur, jardines distintos, fue Cuba y su capital, La Habana. “Mar de plata y papel de monedas./ Iré a Santiago./ ¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!/ Iré a Santiago./ ¡Oh ritmo caliente y gota de madera!/ Iré a Santiago!/ ¡Arpa de troncos vivos, caimán, flor de tabaco!/ Iré a Santiago./… Brisa y alcohol en las ruedas./ Iré a Santiago… ¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro!/ Iré a Santiago”.

El volumen se concreta en un fascinante álbum de recuerdos, viñetas, entrevistas y retratos, muchos inéditos o desconocidos donde aparecen las personas que trataron más de cerca al poeta, y no menos espléndida es la selección de fotografías históricas, sus amigos y los ambientes culturales de las ciudades visitadas, reflejo quizá de uno de los períodos más intensos de toda su vida.

Federico-García-Lorca.-Portada



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Comments

  1. Alejandro Torijano

    Cada vez que leo un ensayo sobre la vida de los grandes escritores y escritoras, en este caso García Lorca, me doy cuenta que el viajar con una buena pluma, ahora seguramente una laptop, resulta necesario para narrar lo vivido en poesía con versos de carne y hueso.

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